Muchas veces nos sorprende llegar a un restaurante, sentarnos en la mesa y ver una infinidad de copas de vino; de no ser por el camarero que nos sirve, seguramente no sabríamos qué vino corresponde a cada copa.
Es más fácil de lo que parece. En este caso vamos a diferenciar entre vinos tintos, vinos blancos, vinos espumosos, vinos rosados y vinos para acompañar postres; si siguiéramos profundizando podríamos diferenciar entre variedades de uva e incluso de regiones.
- Vino tinto: existen infinitas copas para el vino tinto, cada una dirigida a una variedad diferente. La más común, la Copa Tinto Burdeos, es amplia y alta, con borde fino y redondeado.
- Vino blanco: de características similares a la copa de vino tinto, es un poco más estrecha y más baja para mantener mejor la temperatura del vino.
- Vinos espumosos: suelen ser copas bastante altas y más estrechas que las otras. Su altura es mayor para poder apreciar las burbujas y para que se puedan mantener en la copa.
- Vino rosado: similar a la copa de vino tinto, suele ser de cristal más fino, para apreciar la dulzura del vino al ser bebido.
- Vino para acompañar el postre: se trata de la copa más pequeña de las cinco, y de pie más corto. Se utiliza para acompañar postres, con vinos dulces y de Jerez.
Soraya Meinema
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